Mi primera y única situación apurada (que recuerde yo ahora) fue la primera vez que me metí en una cueva submarina. Hasta entonces estaba acostumbrado a bajar y, cuando tocaba, subir. Entré con un amigo. La cueva no llegaba a los 10m de longitud. Entré yo primero y fuimos hasta el final, a hechar un vistazo (la semana anterior mi amigo había sacado una corba enorme). No ví nada, sólo había una langosta y me quedé mirándola. Al poco llega mi amigo, hace una ojeada, miramos la langosta y me hace el gesto de ir saliendo ya. Yo pensé "bueno, podríamos mirarla mejor, a ver si hay un congrio, otra corba en alguna grieta...", pero en fin, vamos a ir saliendo. A los 5 metros de la salida me di cuenta que el cuerpo me decía "eh, que ya toca subir!". Mi amigo estaba delante mio y sólo se podía salir de 1 en 1. Le dí unos golpes en las aletas para que espabilara porque "me acavaba de acordar" que, a parte de los 5 metros de cueva, aún tenía que ascender. Mi amigo creo que aceleró, y digo creo porque apurado como estaba, opté por relajarme (no me pregunteis cómo ni por qué) y aminoré las palmadas. Lo que hice fue salir lo más calmado posible, sin pensar en el tramo a recorrer y una vez fuera de la cueva subir igual (aunque apurado de cojones). En la subida tenía ya el cinturón aflojado, sólo me hacía falta soltarlo pero vi que llegaba a la superficie.
En el último tramo de la cueva pensé "y si me quedo?

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Desde ese día jamás me ha vuelto a suceder nada por el estilo y he pescado en muchas cuevas (donde ahora no pescaría)
La verdad es que yo empecé con la pesca bastante joven, al igual que casi todos mis compañeros. Ahora me pongo a pensar algunas cosas que he hecho (o mejor dicho, donde me he metido) y no las volvería a hacer ni loco. Eso es lo que pasa muchas veces cuando eres joven; no tienes miedo, o lo que es lo mismo, eres un imprudente. Algunas veces recuerdo cuevas (más bien agujeros) donde la única manera de salir era haciendo el recorrido marcha atrás, con las manos, porque eran tan estrechas que era imposible moverte dentro... y se me pone mal cuerpo sólo pensarlo.